lunes, 11 de septiembre de 2017

El Espartaco Verde

   La Casa de las ideas quería lanzar su evento "Civil War", una disputa que enfrentaría a los mayores héroes de Marvel entre si. Pero había un problema, ¿Que hacemos con Hulk? Lógicamente el bando que contase con el gigante verde tendría casi asegurada la victoria, por lo que había que buscar una solución. Y entonces surgió la idea, mandar al bueno de Hulk fuera del planeta, y así nace el fantástico Planet Hulk, bajo la batuta de Greg Pak en el guión y el dúo Pagulayan-Lopestri a los lápices.


   Los iluminatti, que en el caso de Marvel son Reed Richards (Mr Fantástico), Tony Stark (Iron Man), Furia y demás mentes pensantes, mandan a Hulk en una nave para que arregle un satélite. Una vez en órbita, el engaño sale a la luz, y este no es mas que una sucia artimaña para mandar al Gigante Esmeralda muy lejos de La Tierra, a otro planeta  deshabitado, dónde no pueda dañar a nadie ni nadie pueda dañarlo a él.. lo que llamaríamos una tradición por el "bien común". Como casi siempre, algo saldrá mal y Hulk no irá a ese destino, sino que acabará en el planeta Sakaar, que es de todo menos deshabitado y tranquilo y dónde realmente tiene comienzo la epopeya.

   Sakaar es un planeta donde habitan numerosas especies y razas, y que cuenta con un malvado emperador  que ha esclavizado por la fuerza a la mayoría de sus habitantes. Hulk pasará a ser esclavo, gladiador, rebelde y liderará, muy a su pesar, la revolución de la plebe contra el imperio opresor. Llegados a este punto, se hace difícil no comentar que la historia bebe de la fuente de un clásico de Kubrick (aquél con Kirk Douglas al frente), pero como ya hemos hecho referencia a ello en el título nos abstendremos de continuar por este camino, si bien esto ya es una pista, y bastante buena, del devenir de la historia. 


   No obstante, Planet Hulk encierra algo más que una clásica historia medieval de espada y sangre ambientada en otro mundo. También Difiere bastante de una típica historia de "Hulk aplasta", si bien aplasta y mucho a lo largo de la trama. El principal matiz y que le da al cómic grandes gotas de calidad, es el Hulk que nos encontramos. Es un Hulk muy reflexivo, que ya no se deja llevar por la rabia como primer impulso, que se piensa las cosas dos veces, más maduro, atormentado sí, pero más tierno a la vez. Pak nos trae un Hulk alejado del monstruo, más cercano al humano que también es, si bien la presencia de Banner en esta historia es testimonial y se limita a un par de viñetas.


   Ahora, con el estreno de Thor Ragnarok, el Hulk de Planet Hulk volverá a estar de rabiosa actualidad, aunque mucho me temo que su versión cinematográfica poco tendrá que ver con la verdadera esencia del cómic (tal y como pasó con El viejo Logan). La calidad del dibujo, el diseño de los personajes y escenarios, todo acompaña para hacer de Planet Hulk uno de los mejores cómics de la era moderna, una novela gráfica de gran calidad. Es uno de esos cómics que todo fan debería leer, así como su secuela World War Hulk, cuando el Gigante Esmeralda vuelva a La Tierra buscando venganza, pero eso amigos, será en otro post.

miércoles, 6 de septiembre de 2017

Ni se crea ni se destruye... se transforma

   "Si a la oscuridad invocas, y te aterra, tenebrosa, suerte es que te equivocas porque no es tan espantosa: Una vela solo enciendas, de todo el mundo la ahuyentas" Con estos bonitos versos, traemos hoy La Torre Tesla, de dónde se han extraído. Una novela negra, de ciencia ficción, de magia, de aventuras o un relato casi biográfico. Todos estos géneros tienen cabida en la obra de Ruben Azorín y Juan Vicente Azorín... o al menos esa era la intención.




   La historia tiene un planteamiento de lo más clásico. Halcón, un detective a la antigua usanza y que desprende estereotipos del personaje a puñados (ex agente de policía expulsado del cuerpo, tendencia a no acatar las órdenes, espabilado, sarcástico, debilidad por rellenar sus vacíos con alcohol, valiente y mujeriego..) se ve envuelto en un enredo de espionaje industrial que se va complicando a medida que en las páginas van apareciendo cadáveres. Todos los sucesos los vemos desde la perspectiva de Halcón, pues en realidad estamos leyendo (u oyendo) el diario personal de sus actividades, un recurso de lo más vintage, pero muy efectivo en esta ocasión. Y a esto, debemos sumar que nos encontramos en un futuro alternativo, aunque no demasiado lejano me atrevería a aventurar. Los primero capítulos de esta novela, no muy extensa, te sumergen de lleno en la historia y sitúa al lector en esa bendita tesitura de tener que leer un capítulo más siempre, muy propia de las buenas novelas negras. Sin desvelar muchos detalles más, resumiremos que la trama gira en torno a dos ejes principales: uno, la figura de Nikola Tesla, posiblemente el mayor inventor que ha dado este mundo, visionario como pocos y que por cuestiones indescifrables, ha caído en el olvido por la mayoría. Y dos, la electricidad, las grandes compañías eléctricas y la lucha por mantener su hegemonía y el monopolio para conservar el poder.




   Pero no es oro todo lo que reluce, la novela tiene también muchas sombras que dejan un sabor agridulce al lector. Si los primeros capítulos te envolvían y te hacían presagiar una historia detectivesca con marcados tintes de ciencia ficción, a medida que avanzamos, la trama policial pasa a un segundo plano, tomando el relevo una defensa de la figura de Tesla y un ensayo sobre la electricidad, su importancia y su papel clave para el devenir del futuro de la humanidad. El argumento se vuelve engorroso, muy difícil de seguir, y sinceramente sólo unos personajes bien construidos y el deseo de saber cómo acaba todo hace que no dejes la novela por la mitad. Los toques de ciencia ficción, tan originales al principio, desaparecen por completo y no tienes la sensación de estar leyendo una historia futurista, sino una ambientada en el presente. La trama detectivesca se diluye entre poemas serbios y los continuos viajes a distintas ciudades, que no hacen más que confundir y enredar a un lector, que a estas alturas ya no se entera de nada.

   En conclusión, La Torre Tesla novela se asemeja a la Torre Tesla original. Es un proyecto atractivo, singular, que puede funcionar si se trabaja más en la idea. No es una novela mala, pero se queda corta (y no sólo en extensión que también). A mi modo de ver, tenía potencial para más. Sugieren en el libro que Einstein y Tesla fueron muchos años rivales, y aprovecho una famosa cita del científico alemán para cerrar. "La energía ni se crea, ni se destruye, solamente se transforma"... La Torre Tesla no es novela negra o ciencia ficción ni tan poco no lo es, solamente se transforma.


domingo, 13 de agosto de 2017

Las raíces del superhéroe

   Para los amantes del cómic, Alan Moore no necesita presentación alguna. Estamos hablando del mejor guionista de todos los tiempos, del dios de contar historias a través de viñetas. Sus obras maestras (que son muchas: Watchmen, V de Vendetta, From Hell, La broma asesina, La Liga de los Hombres Extraordinarios..) son mundialmente conocidas y podréis encontrar información a doquier de cualquiera de ellas. Por eso hoy vengo a hablaros de una de sus creaciones menos reconocidas, pero de una calidad excelsa y que a mí particularmente me encanta. Hoy analizaremos Tom Strong, la obra más Pulp de Alan Moore y Chris Sprouse (dibujo).




   Tom Strong es un homenaje a la cultura Pulp más clásica, a esa literatura y revistas que triunfaron e inundaron los kioskos y hogares en la primera mitad del siglo XX. Estas publicaciones abarcaban multitud de géneros como aventuras, terror, ciencia ficción, acción o romance. Todos estos elementos los va a unir Moore en Tom Strong, consiguiendo un tipo de cómic de otra época, que ya no se publica hoy en día.




   La historia se desarrolla en un mundo que no es exactamente el nuestro. Diríamos que puede tratarse de una realidad paralela  o alternativa que parece sacada de la mente de Julio Verne o H.G. Wells. Estamos en los albores del siglo XXI, y nuestro héroe Tom Strong va a celebrar su centésimo cumpleaños. Este dato no debe preocuparos, Tom goza de la salud de un treintañero. Nacido y criado en una misteriosa isla, viajará hasta la metrópolis ficticia llamada Millenium City. Allí Tom y su equipo (dícese de su esposa Dhalua nativa de la isla donde creció, Tesla su impulsiva hija adolescente de 60 años, Rey Salomón un gorila parlante e intelectual y Pneuman, un robot inteligente y peculiar que habla con la voz de su difundo padre) deberán afrontar inimaginables aventuras y vivirán las más pintorescas peripecias, incluyendo viajes en el tiempo, visitas interdimensionales o periplos intergalácticos, en los que salvaguardar la ciudad, la Tierra o la galaxia entera. Moore derrocha una imaginación increíble a la hora de escribir los villanos con los que se enfrentará Strong. Son tan brillantes como El Hombre Modular, Aztecas de otra dimensión, Monstruos primitivos como el Pangeático, Nazis, alienígenas de otros sistemas planetarios o criaturas de mundos paralelos. No obstante, sobretodos ellos, destaca Paul Saaven, la némesis de Tom y villano al más puro estilo de los de James Bond y con cierto aire al profesor Moriarti. No cejará en su empeño de conquistar el mundo y de acabar con Tom con los planes más rocambolescos, a pesar de ser ya un octogenario.




   En esta atmósfera retrofuturista (no sé si existe ese término pero le viene como anillo al dedo), Tom encarna el papel del héroe científico, una mezcla de Doc Savage, Tintín, Tarzán y Superman. En palabras de su creador, es la raíz del superhéroe moderno, el prototipo de héroe que existía antes de Superman. Curioso cuanto menos, que un tipo que "odia a los superhéroes" sea uno de los mejores, sino el mejor, escribiendo historias sobre ellos.

sábado, 12 de agosto de 2017

Más vale maña que... Stalin

   No será la primera vez que hable en este espacio de Mark Millar (de hecho sobre él ya he escrito antes) y Geoff Johns. Son dos de los grandes guionistas del cómic moderno, dos genios a la hora de contar historias en viñetas. Hoy hablaré sobre dos de sus historias con el hombre de acero, Hijo Rojo (Millar) y Brainiac (Johns).
 
 
   Hijo Rojo nos plantea un interesantísimo If what if (si fuese Marvel), un cómic ucrónico que parte de una sencilla premisa: que hubiese ocurrido si el platillo que trajo a la Tierra a Superman en lugar de aterrizar en una granja de Kansas hubiese amerizado en una granja ucraniana de la antigua URSS. Con estos mimbres Millar hilvana una historia fantástica dónde un Superman más inteligente y político está del lado comunista. Se abordará desde la Guerra Fría y épocas posteriores la lucha por la supremacía mundial, Bajo el pesado manto de Stalin, Superman deberá decidir qué camino elegir y cómo quiere emplear sus poderes, si para ayudar a los necesitados o gobernar y regir el mundo a su antojo (anticipando la saga Injusticie). Su némesis, Lex Luthor, es el hombre más listo del planeta y buscará una forma de eliminar a Superman para que la victoria caiga del lado americano. 


   En esta realidad paralela tendrán cabida muchos personajes de DC aunque con otro enfoque distinto lógicamente. Wonder Woman será una aliada de Superman, Brainiac también tendrá un papel relevante, Oliver Queen (Green Arrow) en este caso encarnará a un periodista algo patoso del Daily Planet (os suena) e incluso el hijo ilegítimo de Stalin, Pyotr Roslov no es más que un derivación del amigo de Clark Kent Pete Ross y que recuerda en su personalidad no sólo a Ra´s Al Ghul. Pero sin duda el mejor secundario es un Batman, quien encarnará a un huérfano cuyos padres fueron asesinados por el estado soviético (por Roslov) y que se convertirá en un terrorista anárquico que combate el régimen de Superman al más puro estilo V de Vendetta. Con todo este cóctel, el enfrentamiento Luthor-Superman abarcará décadas hasta su conclusión final, con un giro sorprendente en su epílogo que además de cuadrar la historia resulta de lo más "Shyamaliano".



   En Brainiac (brain = cerebro + maniac = maníaco), El genial Geoff Johns recupera al antiguo villano de Superman para enfrentarlos por primera vez en la era moderna y dónde sucederán acontecimientos muy importantes para el futuro en el universo del kryptoniano. Con un dibujo magnífico a cargo de Gary Frank (Superman es clavado a Christopher Reeve), Johns relata acontecimientos pasados en el planeta Krypton y como estos influirán en el presente de La Tierra. Superman debe enfrentarse a Brainiac, un alienígena humanoide que en realidad es una entidad robótica y tecnológica, con una mente poderosísima, que busca el conocimiento por todo el universo aniquilando mundos para ello. El ser más inteligente del mundo contra el ser más poderoso, maña contra fuerza, la batalla está servida. De los muchos cambios y lo que influirá esta historia en la vida del gran héroe de la Tierra no voy a extenderme, no es mi misión dar spoiler en estas reseñas, sino estimularte a que leas las historias y lo descubras por ti mismo. Si te lo diese todo hecho estaría actuando como un Brainiac cualquiera.

sábado, 5 de agosto de 2017

Cometieron dos errores

   Si digo que Juan Gómez Jurado se ha convertido en uno de los escritores de mayor éxito nacional e internacional no descubro nada. Si digo que se ha convertido también en mi autor favorito tampoco estoy diciendo algo novedoso. Por tanto, si digo que su última obra Cicatriz me ha encantado (obra maestra del género) no estaré descubriendo Roma, pero tampoco cometiendo ningún error.




   Para cualquier artista, cineasta o escritor no es fácil producir una obra tras su ópera magna. Muchos son los que no consiguen hacer otro disco, película o libro del mismo nivel después de haber alcanzado la excelencia de crítica y público con el anterior. A mi modo de ver, Juan Gómez Jurado después de escribir El Paciente lo tenía difícil, debía de crear algo que estuviese a su altura, demostrando que sólo hemos visto la punta del iceberg de su talento o echarse a dormir y vivir de las rentas y su fama el resto de su carrera. Con Cicatriz, Juan Gómez Jurado nos deja claro que tiene mucho talento para sorprendernos una y otra vez, escribe una obra aún mejor que su predecesora y nos deja la miel en los labios pensando lo que está por llegar. 


   Me ha llamado mucho la atención que Juan (hay confianza) ha cambiado totalmente el esqueleto de la novela. Si en El paciente lees la sinopsis y el primer capítulo, sabes perfectamente lo que te vas a encontrar. Conoces que lo que ha sucedido, sitúas a los personajes en el bando de los jedi o en el lado oscuro de los Sith, e incluso sabes la suerte que correrá el protagonista desde la primera página. En el caso de Cicatriz es todo lo contrario, tu ignorancia sobre todo es patente y sólo avanzando en la historia podrás atar cabos e ir, a la par que el protagonista, descubriendo toda la trama. Brillante. Si uno de los puntos fuertes de la obra es ese desconocimiento del argumento, no seré yo el que te diga de qué trata la novela. Léela y lo entenderás todo, incluido el título de esta reseña. 




   Cicatriz tiene mucho más que ofrecer. Son casi 600 páginas que se leen en dos días, pero no la empieces si no tienes tiempo libre porque no la podrás soltar. Cada capitulo te deja con ganas de empezar el siguiente, como en Juego de Tronos. Empatizarás con Simon, el protagonista y su no tan inusual fobia social, y dudarás como todos de la misteriosa Irina que a pesar de ser pelirroja yo no dejo de imaginármela como "La Novia" que Uma Thurman inmortalizó en Kill Bill de Tarantino.


   Hablando de cine, espero que más pronto que tarde, alguien (¿Rodrigo Cortés?) lleve al cine Cicatriz o El Paciente. Como cinéfilo estoy seguro que hay material para hacer grandes películas (y quizás un @Cinemascopazo). Si no las adaptan al cine, el mal triunfaría y "Todo lo necesario para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada". Si no las adaptan al cine, estarían cometiendo sin duda, el tercer error.

miércoles, 2 de agosto de 2017

Gato con guantes...

   Anda rulando un anuncio por la tele actualmente que habla de prejuicios y postjuicios. Pues bien, en este caso se podría aplicar a mi caso con Lobezno. Nunca me gustó el mutante de las garras de adamantium, era un personaje que a pesar de ser un icono de Marvel a mí no acababa de llamarme especialmente. Debido a este prejuicio, tardé en echarle "las garras" a El Viejo Logan, una obra maestra con Mark Millar (guión) y Steve McNiven (dibujo). 




   Millar nos plantea un If what if (del tipo qué hubiese pasado si..) en un futuro apocalíptico. Han pasado 50 años y los malos han ganado la batalla a los buenos. Los pocos héroes que han sobrevivido han envejecido y están retirados. El mundo, o lo que queda de él, se lo han repartido entre Hulk, Magneto o Cráneo Rojo. La gente ha perdido la esperanza, y sólo se preocupan por sobrevivir un día más, que no es poco, pues el planeta se ha convertido en un lugar hostil, inhóspito, dónde abundan las bandas de delincuentes, los monstruos o incluso unos seres que viven en el subsuelo que parecen sacados de la mente de Richard Matheson. En este punto, encontraremos a un Lobezno envejecido, derrotado, que ya no es Lobezno, ya es tan sólo Logan. Malvive junto a su nueva familia, aislado del mundo en una granja dónde no crece nada. Lleva años sin sacar las garras, sin pelear, sin ser fiel al animal que es. ¿Por qué? Bueno tendréis que leerlo para saberlo.




   En los 8 capítulos que componen el cómic, Millar nos plantea una Road Movie a través del antiguo territorio de los EEUU que no deja de ser una excusa para enseñarnos como la humanidad se acerca inexorablemente a su fin, dónde los héroes son sólo un recuerdo borroso, un mito, e incluso sus hijos son presa de la corrupción y la depravación que se ha adueñado de todo. Con un dibujo magnífico, la historia nos irá conduciendo poco a poco hasta un clímax que hará que las serotoninas y endorfinas inunden el cuerpo de todo fan del cómic. Lógicamente Marvel que no es tonta, vio las posibilidades y el potencial del personaje y decidieron continuar con sus andanzas dándole una serie propia e incluyéndolo en la de la nueva Patrulla X,




   En definitiva, estamos ante una obra maestra del cómic moderno, un western crepuscular al estilo Sin Perdón de Eastwood que da una vuelta a la atmósfera de Watchmen con héroes envejecidos que vivieron tiempos mejores. Un cómic imprescindible, dónde Logan deberá decidir si vale la pena volver a ser Lobezno y encontrar una causa, una razón para volver a sacar las garras de nuevo.. porque ya se sabe, gato con guantes...